En cada proceso que sigamos, debemos aspirar a conseguir la máxima agilidad posible, sobre todo en empresas de alto potencial de crecimiento.
Principalmente porque a mayor agilidad, mayor capacidad de ejecutar. Y mejor para todos: persona, equipos y empresa.
Eso sí, es algo que se puede convertir en una quimera y volverse en contra si no desarrollamos la habilidad de elegir qué someter al juicio de otros y cómo gestionar los comentarios que se reciben.
Pedir a tus compañeros que valoren tu trabajo es un ejercicio muy sano, una práctica que se debería fomentar en todas las empresas. Muchas veces sirve para devolverte a la tierra, para ordenar ideas, alinear mensajes, para sugerir aspectos de mejora o para enfocar.
Sea como sea, contar con distintos puntos de vista siempre enriquece un trabajo final y hace que tú crezcas como profesional. No obstante, se convierte en un problema cuando sometes todo tu trabajo al juicio de tus compañeros y responsables.
Un día me di cuenta de que se había convertido en una dinámica constante en mi trabajo, un síntoma claro de algo que tenía que cambiar. Una red flag que ponía de manifiesto el nivel abismal de desconfianza que tenía en mí mismo.
No solo por la dinámica de pedir feedback de cada cosa, sino porque el recibir varios comentarios sobre tu trabajo también hace que aumente esa desconfianza.
El resultado es un bloqueo mental constante. Una lucha diaria contra las inseguridades, un ritmo de trabajo poco eficiente y una sensación de improductividad enorme los viernes a mediodía.
Para mí hay dos factores principales que influyen directamente en la agilidad, que son la coordinación y las habilidades. Hacer las cosas rápido, bien y consiguiendo tus objetivos es consecuencia de estos dos componentes.
Aprender a pedir feedback y saber cómo gestionarlo es una parte esencial.
Cuestión de actitud y de mentalidad
Seguro que en alguna ocasión has pedido feedback, te han bombardeado a comentarios y no has sabido qué hacer con tantas sugerencias.
En mi caso he aprendido a que, antes de pedir feedback, es bueno analizar el impacto de lo que estás haciendo. Es decir, debemos ser capaces de diferenciar entre lo que nos reportará un post que posiblemente tenga menos de 100 visitas de un caso de éxito o de una charla en algún evento importante.
El segundo gran aprendizaje ha sido que es obligatorio tener una actitud positiva y una mentalidad estoica. La primera para dejar atrás el ego y no etiquetar un comentario como algo ofensivo; la segunda para utilizar ese mismo comentario en tu propio beneficio, mirar siempre hacia adelante y mejorar.
Merece mucho la pena saber gestionar el feedback para ser más ágiles. Esas dosis de coordinación y habilidades nos hace mucho bien porque:
Ganamos eficiencia operativa. La coordinación eficaz asegura que todas las partes involucradas en un proceso estén trabajando hacia un objetivo común. Cuando nos alineamos, evitamos generar cuellos de botella y se optimiza el flujo de trabajo, lo que nos lleva a conseguir una mayor eficiencia operativa.
Tomamos decisiones más rápidamente. La velocidad puede ser esencial para tomar decisiones oportunas. Trabajando a un ritmo frenético, tomar decisiones rápidas es crucial para aprovechar oportunidades y abordar problemas antes de que se conviertan en obstáculos mayores. La velocidad en la toma de decisiones también contribuye a la adaptabilidad, permitiendo a la organización ajustarse rápidamente a cambios en el entorno (de actividad productiva y empresarial).
Nos adaptamos mejor al cambio. La velocidad en la ejecución de procesos facilita la adaptación a cambios en el mercado, la tecnología o en las condiciones internas de la organización. Los procesos ágiles son flexibles y pueden ajustarse rápidamente para abordar nuevas oportunidades o desafíos, el impulso necesario si queremos vivir en constante evolución.
Mejoramos continuamente. La agilidad implica un enfoque de mejora continua, lo que en Product Hackers llamamos “mejorismo”. La coordinación y la velocidad permiten implementar cambios en los procesos de manera más rápida y efectiva, lo que contribuye a una cultura organizacional orientada a la innovación, la cultura del feedback, la creatividad en las soluciones propuestas y la mejora constante.
Nuestro trabajo es más efectivo. La coordinación facilita la colaboración entre equipos, departamentos y proveedores. Cuando las diferentes partes de una organización trabajan de manera coordinada, se fomenta un ambiente colaborativo que promueve la sinergia y el intercambio de conocimientos.
En resumen, la coordinación y la velocidad son esenciales para la agilidad en la gestión de procesos de trabajo, ya que nos permiten adaptarnos mejor, tomar mejores decisiones, mejorar continuamente y generar más valor con lo que hacemos.
Estos elementos son especialmente críticos en empresas con objetivos ambiciosos de crecimiento. Sin hacer alusión a la competencia, que esa la tenemos todos.
Cuando recibas feedback de alguien de tu empresa, hacerte estas preguntas quizás te ayude: ¿tiene todo el contexto? ¿Has explicado bien el trabajo? ¿Has expuesto cuáles son tus objetivos? ¿Saben las limitaciones que has tenido? ¿Y el tiempo y los recursos con los que has contado?
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