Cometo errores a diario como profesional, como padre, como pareja, como amigo, hijo y todos los etc. que componen quién es hoy Rubén Mancera.
Entre tanto donde elegir, voy a hablaros de 3.
No sabría decirte si los más importantes, graves o frecuentes, pero he escogido estos porque no quería desaprovechar esta oportunidad que me da mi gran amigo Ángel, para intentar ayudar a otros que, en algún momento, se puedan sentir como yo.
Error de confianza: el Síndrome del Impostor
No mucha gente sabe que, aunque llevo más de 15 años en el mundo del Marketing y Growth, soy ingeniero.
No estudié la carrera de marketing, aunque sí que he devorado otro tipo de formaciones, como la de Product Hackers School.
Quizás el no tener un titulo oficial ayudaba a que, cuando algo no funcionaba como esperaba, empezaba a escuchar una voz susurrante que me recordaba que, aunque el Marketing era claramente mi vocación, no estaba preparado.
Se instalaba dentro de mí, provocando una parálisis sobre algo que me encanta, ser proactivo, curioso y participativo. Me aplastaba, haciéndome cuestionar mi valor y mis logros.
Sé que machaca a muchas personas a lo largo de su carrera profesional. La teoría la sabemos todos, se ha hablado mucho de él.
Es un síndrome, una sensación que seguramente solo tú tengas, pero eso no quita que al principio era muy duro de llevar.
Irónicamente, el miedo al fracaso o a cometer errores es la razón más frecuente por la que fracasamos o los cometemos. La vergüenza, la inseguridad, el miedo…hacen que perdamos oportunidades de brillar.
No sé cuantas oportunidades me dejé en el camino. Más de las que me gustaría recordar, pero, con el tiempo, este impostor se ha convertido en un aliado inesperado.
En lugar de permitir que me derrote, lo he usado como un catalizador para impulsar mi aprendizaje y mejorar mi desempeño.
Es como si vieras que te ahogas y te pones a nadar más rápido, pero en aprender cosas sobre Marketing.
Ha sido la chispa que me ha empujado fuera de mi zona de confort, me ha hecho interactuar con desconocidos, superar inseguridades y persistir.
Ahora veo este síndrome no como un enemigo, sino como un entrenador riguroso que me exige ser mejor.
Error de enfoque: conocer la tecnología vs. conocer al cliente
Como consultor de marketing en áreas tan diversas como blockchain, medicina, arquitectura y ciberseguridad, me he enfrentado el desafío de comprender tecnologías con las que no estaba familiarizado.
Asumir la posición de CMO en una empresa tecnológica sin haber usado previamente su tecnología me obligó a un aprendizaje acelerado y, por si te lo preguntas, no, no sirven los videos de youtube de “Conviértete en un super [lo que quieras poner] en 3 sencillos pasos".
El verdadero error que cometí en este proceso no fue la falta de conocimiento técnico inicial, sino entender tarde que comprender las necesidades del cliente era aún más crítico que la tecnología en sí.
Suponer, en vez de salir de la zona de confort y mantener conversaciones que te ayuden a conectar genuinamente con los deseos/problemas del cliente para poder alinearlos con las funcionalidades del producto y el valor que aportas.
El verdadero núcleo del Marketing.
Error de estrategia
¿De qué sirve meter una canasta desde el medio del campo, si nadie lo ve?
En la búsqueda por ser disruptivo, innovador, original, a menudo me obsesioné con ideas brillantes y contenido original, olvidando que, la verdadera disrupción viene de resolver problemas reales.
Y no solo eso, no es suficiente crear; uno debe llegar con su mensaje a aquellos que enfrentan los problemas que pretendemos resolver. La difusión efectiva significa llegar al corazón (o mente si no eres tan romántico) del público adecuado y entenderlo para conectar con él.
Quiero pensar que muchos profesionales se encuentran con alguno de estos errores universales en algún momento.
Mal de muchos, consuelo de tontos, dicen. Pero en realidad, conforme avanzas en tu carrera profesional, a menudo miras hacia atrás y sorprende el número de errores que te han servido de escalones.
Creo que la clave es esa, no es agobiarte con intentar evitarlos o flagelarse por haberlos cometido, sino abrazarlos con humildad y honestidad, aprender de ellos y permitir que te transformen para bien.
Además, si me pongo a pensar en sus consecuencias, pasados un tiempo la mayoría de ellos no tienen prácticamente ningún eco negativo en mí.
Soy feliz teniendo un trabajo que me encanta donde equivocarme, una mujer, hijos y amigos estupendos con los que cometer errores, una madre que me quiere aunque olvide su cumpleaños y una suegra… bueno, dejemos ese tema ;)
A Rubén lo conocí cuando se matriculó de los primeros en la membresía de Product Hackers School, hace ya un par de años.
Con el tiempo llegó a Product Hackers como Head of Marketing, donde lideró el departamento siempre con una predisposición enorme, una ganas terribles de aportar y una mano izquierda envidiable.
Sus ganas de triunfar lo han llevado a trabajar para empresas de multitud de sectores, aportándole un bagaje rico en todos los sentidos y unas habilidades de liderazgo únicas. Lo que más me marcó de trabajar con él fue la defensa a capa y espada de su equipo y su enorme capacidad para motivarnos.
Aunque nuestros caminos se separaron, guardaré siempre con cariño las conversaciones sobre baloncesto, la espontaneidad de Maya durante las videollamadas y su frase favorita: “de verdad, eres como una madre”.
Gracias por tu generosidad, Rubén. Siempre celebraré tus éxitos como si fueran míos.
Muy buena reflexión 🙌🏼😉
Eres un grande, Rubén!